lunes, 17 de diciembre de 2018

EL VACÍO




-No hablemos -  le susurró ella después de haber hecho el amor
intensamente.
_ No te quedan fuerzas?_ Le contestó él , con acento socarrón,
mientras le besaba en el hombro desnudo.


_No!_ , _ no hablemos nunca mas..._ .


Él no añadió nada, a este último comentario, acostumbrado a sus juegos.
Pero, se sintió extraño, y
ella adivinó su preocupación a través de su ceño fruncido.


_ A partir de ahora, ya no existirán las palabras entre nosotros-
.- Ya no tenemos nada más que decirnos y me dan miedo...,
las que digo y las que callo. Las que me dices, las que ahogas
antes de que salgan por tus labios y las que me ocultas…-
- No quiero palabras,  solo tu cuerpo y el mío- .


Se dijo a sí mismo que no podría aguantar,(sabía lo que le gusta hablar,
hablar de todo)
mientras le acariciaba los labios con el dedo como dibujandolos
y sin embargo había algo en el fondo de sus ojos que le intranquilizaba.


Ella comenzó a besarlo: en los párpados y en los lóbulos de las orejas,
en las sienes  y debajo del labio inferior.
Él se dejó hacer, mientras en su cabeza, poco a poco
iba tomando forma la idea, de no volverla a escuchar jamás.
No volvería a escuchar  esas preguntas tan ocurrentes?,
esas observaciones tan chocantes? y sobretodo
ya no existirían palabras cariñosas?  podría vivir sin oírla?
Sin decirle te quiero o te deseo?..


En ese instante, se dió  cuenta que, hacía meses que
ella ya no le susurraba lo que le amaba,
lo que le echaba de menos, lo que lo deseaba…
ya no le acariciaba con mensajes bonitos,
ni con te quieros apresurados...


Intimidado por el juego, inquieto porque conocía su determinación,
sintió una excitación aún mas intensa y
durante dos horas se dedicaron a devorarse
con el solo sonido de los gemidos del placer.


Ella siguió callada, reposando tranquila
después de cada extasis de placer,
sin comentar sus sensaciones,sin adornarlas de palabras
y él inquieto por su nueva actitud volvió a amarla con más ansia.
Exhaustos por esta nueva forma de amar,
el quiso hablarle y ella no le dejó.
Se vistió y se fue.


Puntual a la misma hora, como todos los miércoles,
sonó el timbre, y la espero mas nervioso que de costumbre,
deseando que no se acordara del estúpido juego del silencio,
pero nada más ver sus ojos grises penetrantes sobre los suyos
supo que no había vuelta atrás.


Volvieron a hacer el amor en silencio, sin palabras,
hoy más que nunca no pudo resistir sus gemidos,
sus suspiros. Cada vez que la oía gemir,
sentía sobre su cuerpo una descarga eléctrica y
una sensación inmensa de vulnerabilidad.
Hoy más que nunca, no se pudo resistir.


Mientras se vestía para irse, a la misma hora de siempre,
la rodeó por la cintura, y le dijo te quiero ,
te quiero muchísimo. Te quiero!
Salieron de su boca a borbotones.
Ella sonrió...
Le acarició la mejilla. suavemente... y no volvió .


Cuando se acaban las palabras ,
no queda nada, cuando las palabras son vacías
no queda nada y la nada + la nada
es el vacío

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