viernes, 17 de abril de 2009

la primera vez


Siempre supe que tarde o temprano ocurriría...
No es que sea adivina,
Presiento las miradas que incitan al deseo.

Desde la primera vez que coincidimos, adivine tu mirada lasciva
y también tú, fuiste victima de la mía. Lo confieso.
No sabía si nos volveríamos a ver,
ni siquiera me preocupaba, pero la vida y algún esfuerzo por mi parte,
nos hizo compartir espacios anónimos

Los saludos se hicieron densos y las miradas mas largas,
Compartimos terrazas y bares.
En mi _ hola! _ va un deseo que siento como recoges e
intuyo que sólo sera cuestión de tiempo.

Era tarde y estaba pensando en irme a casa,
me aburría la noche.
Tus compañeros entraron primero y decidí indagar sobre tu presencia,
me acerque a pedir una copa y nuestras miradas se cruzaron de un extremo a otro de la barra.
Me hiciste un gesto que no entendí, pero supe que hoy iba a ser el día.
Me acerque para que me explicaras al oído lo que tratabas de decirme y tu aliento sobre mi cuello, me hizo tambalearme y obligarme a respirar hondo para guardar la compostura.
Mientras me hablabas, de porque no debía de beber vodka, pense proponerte una huida, directa y comprometida , que ahogue en un largo trago.

Fue fácil seducirte o dejarme seducir, da igual.
Fue largo el camino hasta mi casa. Sin apenas saber que decir,
y disfrazando mi pudor con la música de mis CDS,
con una risa medio histérica que no conseguía apaciguar.
Decidí confesarte como me sentía , mi deseo entre mis piernas y esa sensación de querer huir. Y que la única manera de sentirme mejor era parar el coche en el arcén y besarnos largo e intenso.
De algo tiene que servir ser ya una mujer madura.

Una hora de besos y caricias apresuradas, nos acompañaron hasta mi cama.
Toda una noche para descubrir cuerpos y sensaciones,
sin palabras.
Sin puntos suspensivos,
hasta el amanecer.
Las sabanas enredadas de movimientos
Embriagados de sexo, de líquidos y sudores

Sentir mi cuerpo distinto debajo de unas manos nuevas,
Tu boca investigando cada rincón, mi lengua saboreando cada centímetro de un cuerpo enorme y desconocido.
Esa sensación única e irrepetible de la primera vez.
Yo fui distinta. Segura e implacable.
Tú: cuidadoso e intenso.
A veces torpes, a veces locos y siempre sorprendentes.

Sin amor, sin preámbulos ni epílogos.



Gracias, te dije en un susurro.
Gracias a ti.
....
_Podíamos repetirlo otro día_ me dijiste, antes de cerrar la puerta del coche.

Podíamos...


3 comentarios:

  1. Sin comentarios, pero porque no hay nada que añadir a tu relato de sueños-despierta...(¿?),
    y como siempre digo a aquello que me gusta...
    dame MÁS!

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  2. ha habido segunda vez?
    cuenta xana...

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  3. son historias sin continuacion
    la que sigue
    lo pones tú

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